11.1.07

El (difícil) consumo razonable


Termina el enloquecido consumo navideño y se abren las puertas a las rebajas, que es otra forma de prolongarlo. Entre unas cosas y otras es lógico que este mes de enero termine en esa clásica "cuesta", que deja exhaustos los bolsillos. Pese a la justificada crítica que merece el consumismo sin límite, es evidente que las rebajas son una oportunidad para el consumidor. Pero siempre que se compre inteligentemente, es decir, que se adquiera aquello que se necesita. Los que rebajan también están obligados a cumplir ciertas normas, como no vender productos hechos exclusivamente para este acontecer, lo que no siempre se cumple. El bonancible invierno que se disfruta ha hecho, además, que en esta ocasión exista un surtido variado y muy apetecible de ropa con descuentos de hasta el cincuenta por ciento. Un consumo no arbitrario puede así resultar muy beneficioso para la economía doméstica. Porque comprar porque es barato acaba resultando tremendamente caro.