19.11.06

Hablando de cámaras

he de decir que no estoy insatisfecha con la compra que hice hace poco: la Canon EOS 30D. Al ser la primera cámara Canon que tengo entre mis manos y con la que arranco fuerte (entre 500 y 1000 fotos una vez a la semana), me gusta. También incorpora una serie de mejoras encaminadas a aumentar las posibilidades de la práctica fotográfica y mantiene la velocidad de 5 fps y los 8,2 megapíxeles de su predecesora pero a la vez que incorpora un LCD más grande, de 2,5 pulgadas (6,35 cm), y con un ángulo de visión más amplio. Precisamente este LCD mayor constituye la mejora esencial, pero la característica que fué determinante para mí a la hora de la compra fué la velocidad de las fotos en ráfaga. Las fotos de deportes requieren no sólo un buen enfoque sino también una mayor selección de la imagen, dada la rapidez. La mejor solución en realidad es sencillamente dejar actuar el disparo contínuo. Suena a realizar un trabajo poco serio, pero resulta la única garantía para poder seleccionar entre toda aquella cantidad de fotografías, las mejores. La ráfaga que ofrece esta cámara es buena y en exteriores es posible trabajar a máximo rendimiento gracias al obturador de alta velocidad, de hasta 1/8.000 de segundo (X = 1/2). Ahora bien. Es una buena cámara..pero le falta algo, porque además del cuerpo de cámara es imprescindible adquirir también un objetivo con estabilizador de imagen. Se pueden usar ópticas de otros fabricantes, especialmente porque Canon no hace exclusivamente ópticas buenas: el angular básico que viene a menudo al comprar el cuerpo es pésimo. Aun así, para gamas más altas conviene hacer el esfuerzo y comprarse la buena. En este caso un objetivo con estabilizador de imagen. Sin éste, sacar fotos de deportistas sería imposible.